10º Concurso NU Buenas Prácticas - page 30

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Como se decía más arriba, en los dos años transcurridos desde la anterior convocatoria no se han producido cambios significativos
que contravengan estas conclusiones,más bien al contrario, especialmente en lo que se refiere a la emergencia de las problemáticas
territoriales y la aparición y consolidación de herramientas conceptuales y de intervención para hacer frente a lasmismas.
Sin embargo,el hecho de que el Concurso deBuenas Prácticas de 2014 sea el último que se celebra antes de laCumbre deHábitat III,
convocada para el año 2016 y cuyos preparativos están en estosmomentos adquiriendo velocidad de crucero,constituye un factor de
gran relevancia que leotorga un significado especial comofinal deun ciclo.Por otra parte,el agravamientode todas de las dimensiones
de la crisis sistémica no hace sino acelerar la urgencia de articular soluciones.
Desde esta perspectiva,cabe leer las anteriores conclusiones en relación con las oportunidades que abre la inminente inauguración de
unnuevo ciclode veinte años en loque se refiere a compromisos globales sobre el hábitat y replantearlas en la forma de interrogantes
a resolver aprovechando dichas oportunidades:
¿Cómo se puede garantizar que las iniciativas institucionales y sociales en aras de la sostenibilidad surgidas en el anterior ciclo
en el ámbito hispano semantienen, se complementan y se desarrollan para hacer frente a los nuevos retos,generando nuevas
redes y núcleos de difusión?
¿Cómo se puede aprovechar laNuevaAgendaUrbana que pueda surgir de laCumbreHábitat III para salvar la distancia entre
la teoría y la práctica de la sostenibilidad urbana tanto a la escala local y regional como en el ámbito global?
¿Cómo se puede replantear el Concurso de Buenas Prácticas demodo que semantenga su potencia como instrumento de
difusión, concienciación e inspiración y, al mismo tiempo, se solventen los síntomas de agotamiento de la actual fórmula?
¿Cómo se pueden institucionalizar y traducir a prácticas regladas aquellos instrumentos y conceptos de planificación soste-
nible consolidados que han demostrado con creces su eficacia,pero aún están lastrados por las prácticasmás obsoletas de la
planificación dominante?
¿En quémedida puede la cita de 2016 contribuir a consolidar unaNuevaCultura delTerritorio a nivel global que haga frente
a los nuevos retos y problemáticas para los que los instrumentos consolidados de planificación sostenible ofrecen respuestas
insuficientes?
2. Hábitat III, luces y sombras
A la vista de los preparativos de laCumbre,hay indicios esperanzadores,pero tambiénmotivos para la duda en relación con suopera-
tividad de cara a estos interrogantes.Por lo que respecta a las dudas, lo cierto es que responden no tanto a los contenidos y objetivos
que ya se han hecho explícitos como al propiomarco conceptual en que se sitúan, y a las ausencias de temas y problemáticas en que
se traduce el marco elegido.
De forma sintética,puede decirse que dichomarco responde en granmedida a losmismos parámetros conceptuales que la cumbre de
Estambul de 1996,es decir, la idea de
ciudad
como entidaddefinida que explica en símisma el fenómenourbano y la idea de
alojamiento
como eje de las políticas urbanas en torno al cual se articulan todas las demás.
Cabe alegar, naturalmente, que el alojamiento como sinónimo exclusivo de la palabra hábitat fue el motor que impulsó la primera
cumbredeHábitat celebradaenVancouver en1976,de laqueprecisamente surgióel Programade lasNacionesUnidas para losAsenta-
mientosHumanos,ONU-Habitat,como respuesta a las dimensiones trágicas que habían alcanzado en el último cuartodel siglo pasado
las condiciones de vida de una parte importante de la humanidad en las villasmiseria del denominadoTercerMundo.
Noobstante, laCumbre de las Ciudades de 1996 sí supo dar cuenta de los avances conceptuales acaecidos durante los 20 años ante-
riores y sobre todo supo hacerse eco de las conclusiones de ese gran hito en la toma de conciencia ambiental global que había sido la
Cumbre de laTierra de Río de Janeiro de 1992, en la que se había establecido la necesidad de actuar en el ámbito urbano local como
prioridadparahacer frente a los problemas ambientales generados dentrodeunplanetaque yapodía considerarseplenamenteurbano.
De algúnmodo, puede decirse que el marco conceptual de la cumbre de 1996 era el más avanzado que se podía concebir a la escala
institucional en un momento en el que el concepto de sostenibilidad como traducción operativa del paradigma ecológico era muy
reciente y en el que por fin se había conseguido establecer la relación directa entre problemas ambientales,problemas sociales y pro-
blemas urbanos, extrayendo la conclusión acertada de que era imprescindible abordarlos conjuntamente.
Estemarco permitió introducir de forma articulada muchas de las variables que faltaban para la comprensión y la intervención en el
ámbito de las ciudades, desde las relacionadas con el metabolismo urbano hasta las referidas a la mezcla de usos como clave para la
sostenibilidad.De hecho, puede decirse que, en gran medida, de entonces arranca la consolidación de la idea de ciudad sostenible o
ecociudad como ese cuerpo teórico-práctico al que nos referíamos al principio y sobre el que en este momento existe un amplio
consenso entre los planificadores y actores urbanos comprometidos con el objetivo de sostenibilidad.Un cuerpo de ideas ymétodos
de intervención en el que el Concurso de Buenas Prácticas ha jugado un papel importante.
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