Francesco Tonucci clausura a derradeira sesión do V Congreso Internacional de Mediacion Lectora ‘Libros (tamén) para xogar’

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Na súa palestra virtual o pedagogo italiano realizou diferentes propostas para achegar a cativada á lectura.  A lectura como xogo e non como obriga que é o que fomenta o sistema educativo provocando o efecto contrario.

Tonucci ten claro que o amor pola lectura das nenas e nenos pasa pola recuperación do tempo libre: “La escuela tiene que dejar tiempo libre a los niños, por ejemplo no dando deberes. Respetando que el tiempo fuera de la escuela es un tiempo de los niños que pueden dedicar al juego”

O outro relatorio da tarde correu a conta de Paco Veiga e Manuela Vázquez da Asociación de Patrimonio Lúdico de Galicia

Ao remate  tiveron lugar catro obradoiros para dotar de ferramentas prácticas ao alumnado do congreso, desta volta sobre videoxogos na aula con Silvia López Gómez,, literatura infantil e inclusión con Sonia Hermida, palabras e contos con Raquel Queizás e  obxectos artísticos e libro-xogos con Itziar Ezquieta e Begoña Paz

O congreso tivo lugar dentro do Salón do Libro que pechará as súas portas o vindeiro domingo 7 de maio, data na que terá lugar ás 12. 30h. a homenaxe a María Fe Quesada e Manuel Lourenzo González


O pedagodo italiano Francesco Tonucci non podía faltar nesta V edición do Congreso Internacional de Mediación Lectora que coincidido coa celebración do Salón do Libro, leva por título ‘Libros (tamén) para xogar’. Ante a imposibilidade de acudir presencialmente esta tarde, na que tivo lugar a derradeira xornada do evento, Tonucci quixo compartir mediante un video gravado ex profeso para a ocasión, unha serie de propostas para fomentar a lectura desde a pequena infancia, plantexando a lectura como xogo, como porta á posibilidade de vivir outras vidas e situacións fantásticas

“Siento mucho no estar con vosotros como la última vez, justo antes de la pandemia. Vamos a cerrar estos días, me imagino para vosotros muy interesantes s¡sobre un tema muy un tema que parece casi una provocación: libros para jugar. Mucha gente al escuchar esto pensará en libros juguete, destinados a niños muy pequeños, que no leen y juegan con libros de mullido o madera. Fundamentales para que se acostumbren a  conocer este protagonista que va a ser importante en su vida pero que no es un libro de verdad. Cuando digo una provocación me refiero más al niño que escucha estas dos palabras juntas, libro y juego y dice “¿cómo libros para jugar? Los libros son para no jugar. Una madre le dice a su hijo: “ya basta de jugar. Lee!! Así es que muchas veces el libro es la oposición al juego. Estas dos palabras, libro y juego podría ser un binomio fantástico de los que Gianni Rodari nos presenta en ‘La gramática de la fantasía’ como truco para escribir e inventar cuentos. Buscar dos palabras que no tienen que ver nada con otra y que los niños encuentren medios para conectarlos fantásticamente. Son palabras en conflicto entre ellas y puede producir un recorrido fantástico. Para cerrar este congreso me gustaría ver lo que une libros a juego y puede llegar a ser una propuesta educativa importante.

Leer es leer. Para mi la escuela fue un tormento. Leer para repetir lo que había leído. Era un deber ridículo. Todos habíamos leído lo mismo y todos repetíamos lo que habíamos leído. Siempre que la escuela pide cosas absurdas, encuentra lo contrario a lo que va a buscando. Encuentra el aburrimiento de sus alumnos, su falta de interés. Y en vez de enseñar a leer, enseña a odiar la lectura. Yo odié la lectura hasta adulto por esta razón. No tendré años para recuperar lo que la escuela no me ha dado. La lectura no es lo que la escuela me proponía, no es hacer un deber, descifrar un texto para que luego alguien juzgue si lo he descifrado bien.  Leer es vivir otra vida, una vida distinta a la mía. Emocionarme con los personajes del cuento meterte en el mundo del autor, compartir dolores, llorar. Leer significa vivir más y jugar es lo mismo. Es salir de la vida cotidiana y entrar en una vida fantástica donde lo que no puedo hacer lo invento. Utilizar la fantasía para vivir emociones. Conmoverse, divertirse, y después volver a la vida. Son dos cosas parecidas, no son la misma. Las dos cosas son fantásticas.

Yo que no fui lector y ahora soy lector excesivo voy a dar 4 consejos especialmente para los futuros docentes que me escuchan y para los ya en servicio.

Leer a los niños. Leer para los niños. La lectura es un regalo. En la escuela a todos los niveles escolares, desde el infantil hasta siempre, el instituto, debería existir un momento en el día en el cual el adulto lee a los niños. Lee durante un tiempo definido, media hora por ejempolo y leer un libro, no un cuento. Adoro los cuentos pero leer es otra cosa. Es parar porque se ha acabado el tiempo: tenemos que dormir, volver a trabajar, interrumpir. Marcamos donde estábamos y no vemos el momento de regresar a esa lectura. Y esto tenemos que producirlo a los niños. Con los niños además es muy divertido recordar al siguiente día en que punto nos habíamos quedado,

Aplicación de esta segunda idea es que niños que ya saben leer, lean a niños que aún no saben. Es una cosa preciosa que me enseñó Miriam Nemirovsky.  Se lo escuché, me encantó lo propuse en las escuelas, ye s una maravilla. Un niño de 10 años que va a una escuela infantil y lee a niños de 3-4 años. Lo repetimos en la escuela de mi nieta cuando tenía 3 años. Hice fotos y estas documentan el orgullo de ese niño de 10 años. De poder leer a esos niños que no saben y los ojos de los niños pequeños que dicen: que ganas de aprender a leer yo también.

La tercera es aliarse con una librería. Con un librero. Que pueda ilustrar qué son los libros, que tipos de libros tenemos, que los niños vayan a la librería con sus padres. Los niños que compran libros son los libros que han aprendido a leer. Sería muy importante que el libro de lectura no fuera igual para todos, y muy interesante que el libro de lectura nazca en una librería. Que los niños tengan un sueldo público o privado y con la ayuda del librero puedan elegir el libro que les gusta más y que a una clase de 20 niños, lleguen 20 libros. No que todos lean el mismo, que es lo que suele pasar. Y que se vaya conformando así una biblioteca amplia y variada a lo largo de su estancia en infantil.

Por último una reflexión rapidísima: la pandemia pudo haber sido una gran experiencia de aprendizaje de la lectura en lugar de las tareas o deberes que fueron la propuesta de la mayoría de las escuelas. Aprovechar estas plataformas por la que yo me comunico ahora (en liña) para dar clases y dictar deberes ha sido el gran fracaso de la escuela. Al menos de la italiana e imagino que también de la española. Este tiempo de aislamiento, especialmente para los pequeños, no tan dramático como para los adolescentes, porque era un aislamiento en su casa, con sus padres. Mi propuesta fue que la casa fuera el laboratorio de la escuela. Y en este laboratorio vivir la experiencia familiar, doméstica para estudiarla. Estudiar la cocina, la limpieza y claro,  leer libros juntos, con los padres.

Voy a terminar con una propuesta, divertida, pero que puede ser de reflexión. Como sabéis todos, en la Convención de los Derechos de los Niños, el artículo 31 recoge el Derecho al tiempo libre y al juego. La versión italiana dice dedicarse al juego, y me parece más interesante ya que significa empeñarse en el juego. Me parece muy bello que la ley fundamental, el tratado internacional, que habla de los  derechos de los niños recoja el derecho a dedicarse, a comprometerse, a empeñarse en el juego. Todo esto puede ocurrir si se garantiza que los niños tengan tiempo libre. Hoy los niños han perdido el tiempo libre. En nuestro proyecto ‘La ciudad de los niños’ estamos pidiendo a nuestra red comprometerse a devolver a los niños el tiempo libre. Y claro que la escuela tiene responsabilidades. La escuela tiene que dejar tiempo libre a los niños, por ejemplo no dando deberes. Respetando que el tiempo fuera de la escuela es un tiempo de los niños que pueden dedicar al juego.

Yo propongo y con esto termino, un artículo 31 bis. Que los niños tengan derecho al tiempo libre y dedicarse a la lectura. Lectura no como deber, no como tarea, sino como tiempo libre y liberado. Este es el sentido verdadero y la manera de que los niños aprendan a leer.”